¡No me cuiden más!
“La libertad consiste en ser dueños de nuestra propia vida”, nos enseña Platón. Por lo que si
pretendemos ejercer nuestra libertad, debemos pensar y deambular por los espacios que se
nos ocurra y sin interferencias.
Pero el gobierno, insiste en que nos quedemos en casa. Sistemáticamente, imprime el temor
en todas sus intervenciones políticas en las cuales, se presenta como el administrador del
miedo a un temible virus. Dicen que si salís, podés morirte. Dicen a qué hora y en cómo debo
salir de mi casa. Dicen también, que me quede alejado de mis afectos.
Utilizando el miedo, dan órdenes tipo hitlerianas y me recuerdan también, que mis vecinos
ayudan como policías; pero a su vez, ocurren dramáticas cosas como la liberación de presos;
que la corrupción para comprar alimentos y asistir a los que menos tienen, continúa como en
los viejos tiempos; que no quieren a los jubilados; que las causas judiciales que imputan al
poder, se van esfumando perdiendo intensidad judicial y que tanto la República como la
Democracia, son cáscaras vacías de total indiferencia para el gobierno.
No nos pasa por desapercibido y sabemos, que con esta situación, la economía se deteriora
profundamente, que hay gente que no tiene dinero siquiera para comprar comida ni
medicamentos, que se pierden fuentes de trabajo y que muchas empresas van a la quiebra.
Que la ayuda gubernamental que declaman, no llega.
Pero también sabemos, que con un barbijo y conservando la distancia social mínima de un
metro y medio, el peligro de contagio del Covid-19 desaparece. Que la propia Organización
Mundial de la Salud indica, que para que el virus ingrese a nuestro organismo y afecte la
salud, se tiene que permanecer en exposición al mismo por un lapso no menor a 15 minutos y
que la enfermedad, es como una gripe con un bajo índice de mortalidad.
Impresiona todo que cuando concluyan con el plan de impunidad previsto desde la
consolidación de la fórmula presidencial, quedaremos tan desprovisto de toda argumentación
política que nos inoculó sutilmente el virus, que nos llevará a entender, que no hay
responsables de la nueva situación o “normalidad” como pretende el gobernador.
Claro, que nos cuidamos para estar sanos, pero no nos llevarán a comportarnos como dóciles
esclavos.
Vienen a mí ahora, las palabras del prócer Mariano Moreno que dijo: “Quiero más una
libertad peligrosa, que una servidumbre tranquila”.