En consonancia con la convocatoria de #NiUnaMenos a nivel nacional, en la ciudad de Chivilcoy se llevará a cabo a partir de las 18hs en la Plaza de la Diversidad (9 de julio y H.Irigoyen) una jornada con micrófono abierto bajo la premisa de “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”, en la que distintas organizaciones políticas, sociales y culturales convocan a la comunidad a acompañar.-
A continuación transcribimos el texto de convocatoria del colectivo #NiUnaMenos para este año:
Por cuarta vez, volveremos a ocupar la calle para decir Ni Una Menos. Desde el primer 3 de junio, en 2015, el movimiento que se convirtió en marea arrasadora no ha parado de crecer. Cada vez somos más las que entendemos el feminismo como la casa de nuestras rebeldías, que queremos habitar. Una casa donde la mano esté tendida para la otra, porque hacemos cuerpo lo que declamamos: estamos para nosotras. En esa manera de estar, nos reconocemos en los pañuelos verdes que desde hace 13 años son el signo de la lucha por el derecho al aborto legal que, ahora mismo, por presión de la calle, por la capacidad del feminismo de darle cuerpo y sentido a esta demanda, está muy cerca de ser debatido y esperamos que aprobado en el Congreso de la Nación, mientras la discusión no para de profundizarse en los barrios, las casas y las escuelas.
Ni Una Menos es contraseña contra la violencia machista y patriarcal y así se ha afianzado en muy diversos territorios a nivel internacional. Su clave está en la apropiación transversal de un grito colectivo capaz de conjugar el ¡Ya basta! que detiene y consuela las heridas en el propio cuerpo y de denunciar a la vez la opresión de las violencias económicas, políticas e institucionales que también son patriarcales. Así pudimos decir Ni Una Trabajadora Menos frente a los despidos constantes y masivos que imponen las políticas de ajuste. Dijimos Desendeudadas Nos Queremos frente a la expropiación de nuestro tiempo y nuestro trabajo por el disciplinamiento financiero. Ni Una Travesti Menos para dar cuenta de cómo los cuerpos disidentes son marcados de manera particular por el machismo. Ni Una Migrante Menos para denunciar las políticas del racismo institucional. La bandera Ni Una Menos se cuelga en las escuelas para reclamar Educación Sexual Integral y también se hace oír el Ni Una Menos por aborto clandestino. Ni Una Menos se dice contra el femicidio territorial en América Latina a manos de fuerzas represivas estatales y para-estatales: Marielle Franco asesinada en Brasil y lideresas comunitarias en Colombia, México, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Perú.
La tierra tiembla. Verdaderamente la tierra se mueve bajo nuestros pies y lo sentimos día a día. Los umbrales de tolerancia frente a la violencia machista se han modificado sin vuelta atrás. El abismo que hoy se abre a las relaciones –especialmente las amorosas y familiares– intenta ser respondido sólo con moral punitivista o con protocolos que intentan calmar la incertidumbre. Necesitamos construir nuestros cuidados y nuestra autodefensa. Las formas de organización tradicionales ya no dicen nuestros anhelos de ocupar las ciudades y las casas de otro modo ni contienen las sensibilidades nuevas que derraman maneras diversas de sentir, percibir y pelear. El feminismo no es una moda, no es una remera, ni puede ser reducido a la demanda de cupos -aun cuando la paridad es una exigencia en todos los ámbitos de organización y de representación mixtos-. Tampoco es un lugar a ocupar en una unidad que no se cuestione el modo de construir política, de ejercer liderazgos y de representar a otrxs. No es tampoco reducible a un conjunto de demandas a incluir en una plataforma electoral.
El movimiento feminista pone en el centro de la política la cuestión del deseo y eso no admite respuestas fáciles ni veloces. El deseo es también un terreno de disputa, de tensión, de contradicciones. Es un espacio de experimentación, de pliegues y repliegues. Dijimos que en este movimiento nos mueve el deseo. Y eso se lo disputamos al mercado, a las promesas de la publicidad, y a las agendas de género neoliberales. No es un deseo individual sino que se teje en la trama colectiva, que busca su espacio tiempo para realizarse, para encontrar sus bordes, para decir su nombre. Nos mueve el deseo de habitar esa casa feminista a construir a la vez que construimos comunidades. Nuestro deseo es también una apuesta de tiempo, el tiempo de esta revolución que es abierto y es ahora.
Fuente: #NiUnaMenos .-