¿Qué es ser oposición en una Democracia moderna? ¿Ser oposición es oponerse a las acciones del gobierno?
La mayoría de las veces las agrupaciones políticas, al no encontrar el favoritismo de los votantes en las elecciones, quedan en una situación de pseudo rencor improductivo. Es como un limbo emocional cruzado por los reproches, la impotencia y el desconcierto.
¿Cuál es el rol que debería estimular a una oposición? Creo que el rol más importante y fructífero podría denominarse “vigilia constructiva”. Un partido o un frente en el rol de opositor no debe ni convertirse en un estado paralelo ni canalizar fondos por fuera de las instituciones públicas. Tampoco debe envilecerse con la idea de que todo lo que hace el gobierno está mal. Endemoniar al gobernante de turno le quita credibilidad al juicio y confianza a los votantes. Ningún gobierno hace todo mal (Carlos Menem abolió el servicio militar obligatorio por ejemplo) ni todos los funcionarios son mala palabra.
Digamos entonces que ser oposición es “estar a la espera” del turno de gobierno. Es hacer banco pero demostrando cualidades mejores que la del gobierno vigente. ¿En qué podría consistir la tarea diaria de un partido de oposición para ir ganándose el respeto de los ciudadanos?
Creo que no hay nada más trascendente que la dupla “conocer y planificar”. Dividir la ciudad y los pueblos por universos temáticos para relevar minuciosamente las actividades productivas, el sistema educativo, los espacios hortícolas, las propuestas deportivas y culturales, los conflictos viales, la carencia constructiva de las viviendas, la calidad de los espacios públicos de esparcimiento, etc. Hacer un mapeo profundo que permita conocer para luego diagnosticar. El pueblo espera elegir representantes que vibren con sus problemas y con sus sueños de cambio. No puede establecerse confianza si un equipo político no demuestra conocimiento exhaustivo acerca del vivir cotidiano de la gente. Y eso debe documentarse prolijamente.
Y el segundo eje que debe cultivar un partido en la espera del voto popular son las ideas. Luego de conocer, como dijimos, deben generarse cientos de ideas que respondan a ese diagnóstico previo y que puedan demostrar solvencia al llegar a gobierno.
Ser oposición no es “oponerse a todo”. Ser oposición es demostrar que un partido o frente es más maduro, profesional, confiable, organizado, sensible y creativo que el otro que gobierna. Es demostrar que “podría hacerlo mejor”. No se trata de atacar todo el tiempo y prender velas para el fracaso del otro, se trata de darle a nuestra Democracia una calidad mejor y una ética de la construcción colectiva que priorice lo bueno y mejore lo mediocre.
Hoy los votantes quieren continuidad de los aciertos en la alternancia política e ideas innovadoras y sólidas que puedan sacarnos del subdesarrollo.
¿Veremos algo así en el futuro?
Seguimos pensando.-