[LNURadio] Diego Manusovich: Tres cosas increíbles que aún faltan en Chivilcoy

septiembre 28, 2021

Tenemos un aire maravilloso (cuando no huele a fumigantes), un agua dulce sabrosa (cuando la carga de minerales no es peligrosa), el paisaje de nuestra pampa es acogedor y nuestra tierra es fértil y nutritiva… Pero ¿qué cosas aún nos faltan? ¿Qué acciones humanas todavía están en veremos en pleno 2021?

Luego de 166 años de vida común nuestras instituciones de la democracia aún no pudieron dar respuesta cierta y eficiente a ciertos problemas endémicos.

Uno: ¿Es tan difícil crear una campaña estructural de educación vial y movilidad sustentable para ordenar mínimamente nuestras convivencias públicas? Muertos y heridos cotidianos desde hace décadas producto de semáforos en rojo que se burlan, circulaciones en contramano por todos lados y mil faltas de tránsito por minuto en todos los rincones de la ciudad. ¿Hace falta mucha lucidez para incluso “copiar” ideas de otras ciudades alrededor del mundo que lograron con éxito enseñar a cuidarnos entre todos?

Dos: ¿Cuánta gente sabe qué producen las fábricas locales? ¿Cuántos de nosotros podemos nombrar al menos 5 emprendimientos que con mucho esfuerzo sostienen trabajo e innovación? No puedo creer que en pleno nuevo milenio aún nuestro Estado municipal no haya estructurado un verdadero movimiento de “conocimiento profundo y compre local”.  ¿Cómo es posible que a esta altura de la historia los ciudadanos de a pie no conozcamos cabalmente qué fabricamos en nuestra ciudad? Activar el cuidado de nuestros emprendimientos y consumirlos cotidianamente (nuestro pan, fideos, dulce de leche, detergente, etc.) es lo mínimo que podemos hacer como comunidad organizada para proteger el trabajo y la innovación local. El Estado debería ser el primer propulsor de una conciencia comunitaria que “banque y sostenga” nuestra producción.

Tres: ¿Cómo es posible que tengamos varios maravillosos teatros para recrear y producir cultura y solo una biblioteca céntrica sin siquiera rampa para discapacitados? ¿Cómo es posible que el acceso a los libros, a esta altura del partido, se aloje en un solo edificio sin el verdadero impulso de nuestro Estado? ¿Cómo vamos a salir del subdesarrollo sino promovemos en cada ser humano de nuestra comarca reflexión, juicio crítico, pensamiento y lenguaje a través del acceso pleno a nuestros bienes culturales? ¿A esta altura de la historia hay que volver a hablar de la función indelegable del Estado para democratizar el acceso a la cultura para todos y todas?

Seguimos pensando.

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