Supongamos que ahora viene una reactivación económica.
Supongamos que este gobierno nacional y popular cumple su histórica promesa de poner en el centro de la escena cotidiana al trabajo y la producción en vez de la timba financiera y la fuga de los gobiernos neoliberales.
Supongamos que cada familia, a su manera, recupera paulatinamente el poder de compra y revivimos como sociedad de las penurias y las escaseces de los últimos años.
Supongamos que, pandemia y vacunas mediante, recuperamos la posibilidad de comprarnos alguna ropa, cambiar nuestros colchones o simplemente pintar la casa.
Supongamos que recuperáramos la senda del crecimiento económico de acá a algunos meses y volviéramos a ratificar que sí es posible tener una economía que comience a funcionar para todos…
¿Pero ese crecimiento económico es desarrollo? ¿ese crecimiento del consumo es la panacea del mundo mundial? ¿volver a prender el aire acondicionado o cambiar el auto o la moto cada tantos años debe ser el objetivo de todo ser humano? ¿llenar los restaurantes y volver a tomar vino boutique? ¿esa es la luz al final del tunel?
¿Cuál es la luz a la que debemos aspirar como comunidad al final de este camino tormentoso en el que nos han metido repetidas veces?
Si la meta es el consumo entonces los inventores del capitalismo pueden sentirse a salvo. Todos consumiendo más y con mínimos que satisfagan a las mayorías. ¿Pero ese es el fin como sociedad a la que debemos aspirar? ¿Consumir más bienes materiales?
Creo que el propósito debe ser, más bien, la concepción de grupo y los lazos colectivos. Lo importante no es la carrera loca hacia el consumo material, voraz y negligente, sino más bien, un paradigma nuevo en donde “lo que hay alcance y proteja a todos con dignidad y equidad”. Es fortalecer la alianza entre humanos y entre especies para cuidar la sustentabilidad de todos. El punto es aspirar a una conciencia colectiva y sustentable.
Vendrán tiempos históricos en donde la soja no valga nada, el agua valga una fortuna o se construyan casas de plástico PET en vez de cemento portland. Nadie conoce las vicisitudes del futuro de la especie. Creo que el foco debe ser avanzar en grupo, con lo que haya, con lo disponible en cada momento histórico. El bien común debe estar en el centro de las aspiraciones para contrarrestar la voracidad del movimiento individualista. ¿Y cómo se forja la noción de comunidad y bien colectivo?
Desde el jardín de infantes hasta la universidad, desde los medios de comunicación hasta los espacios públicos. Debemos pregnar nuestras sensibilidades de forma urgente para que este “sálvese quien pueda” pueda contenerse en un “sin todos no hay ninguno” ambiental y humano.
Por Diego Manusovich, escritor y Licenciado en Ciencias de la Educación