[DOMINGOS] Una nueva edición de los “cuentos torqueanos” de TORQUE TRACCIÓN CULTURAL

marzo 1, 2020

Un nuevo domingo en el que compartimos en LA NOTICIA URBANA la labor de TORQUE TRACCIÓN CULTURAL y sus “cuentos torqueanos”, en esta oportunidad compartimos a Sergio Denegri y su cuento “La hoja amarillenta”.-

 

Cabe destacar que la revista “Torque Tracción Cultural” es realizada y editada en Chivilcoy por un equipo entusiasta de periodistas, comunicadores, fotógrafos e ilustradores, siendo este el cuarto año de existencia.

 

 

La hoja amarillenta

Luego de descansar la vista, Iván Berbet se sentó frente a la vieja máquina de escribir, tabuló dos veces la hoja amarillenta e inclinó la vista sobre su amada socia mecanográfica. El ritual se cumplía una y otra vez de idéntico modo, dentro de su habitación del primer piso: la tenue luz lo hallaba sobre el breve plano del escritorio de madera,  en un rincón de la habitación cálida; el vaso y el cenicero a la derecha, la noche gélida tras la ventana vidriada a la izquierda. Con un mínimo gesto del cuello dominaba el paisaje trasero de su casa donde más allá de la breve alambrada, ya sumida entre lo oscuro, no había mucho más que campo. Más cerca, las sombras negras del enorme jardín y las largas ramas de la arboleda danzaban al compás del viento incansable y errante, tan típico en esa época y a esa alta hora de la noche. El silencio apenas matizado por el compás del reloj, las ventanas rechinando intermitentemente  y su imaginación, eran la única compañía que disfrutaba, amén del farol sobre el frente, que completaba la escena con una luz bamboleante con la que encontraba tan familiarizado.

Si no hubiera sido por esa otra luz cortando la negrura, que le era totalmente extraña a su rutina, no hubiera esperado la situación. Creyó percibir el ruido apagado de un motor bajo la enorme calma de su ambiente, aunque no se convenció de ello hasta que fue tarde. Oyó  con claridad el crujido de la puerta de la galería y abrió apenas la puerta de su habitación, atendiendo con sigilo a lo que pudiera estar pasando escaleras abajo, en la total oscuridad del living. Brevemente, el ruido de la cerradura que no cejaba, el crujido de la madera de la puerta de entrada siendo forzada, el golpe estruendoso repetido y creciente hasta el último, seco y definitivo. De pronto lo invadió la certeza y el temor de un silencio consciente allá abajo, por debajo del silbido atrevido de un fuerte viento que irrumpió intempestivo junto con el ruido de un jarrón roto, la idea de las cortinas volando sobre los sillones, los pasos que sentía sin oír como el taconeo marcado de su latido.

Intuyó el golpe inminente, pensó en la pobre defensa de su avejentado cuerpo. Pasaron rasantes por su mente los pesados hierros sobre la chimenea, el cuchillo de hueso sobre la mesada, el arma arrumbada entre la porfiosa humedad del sótano. Ya era tarde.

Al final de la escalera la oscura figura del hombre que lo contemplaba. Su aliento se detuvo eternamente. Petrificado esperó el fin. Ahora sí los pasos que subían la escalera eran audibles. Cada vez más profundos, cada vez más tortuosos. Cada vez más, el retumbar de la madera de cada escalón lo sumía en esa desesperante sensación.

En un instante se supo ciego, se ahogó en la blancura de su mente, en la remota letanía que como un escudo lo amarraba a lo más íntimo, a todo aquello que más amaba. Nada de lo que le rodeaba realmente lo rodeaba ya. Nada había ya de lo que había allí hasta no mucho antes. Se despidió internamente de la memoria de su padre, de los juegos y las risas de las niñas grabadas en su mente el último domingo.

El suspenso de su espera interminable se anuló como un repentino apagón. Abrió los ojos. Alrededor el silencio apenas matizado por el compás del reloj, las ventanas rechinando y la hoja amarillenta. La noche gélida tras la ventana vidriada a la izquierda. Las sombras negras del jardín y las largas ramas de la arboleda danzaban al compás del viento incansable y errante, tan típico en esa época y a esa alta hora de la noche.

Sergio Denegri

 

 

Breve perfil del autor

Sergio Denegri es Licenciado en Comunicación Social de la UNLP, integrante de la revista Torque Tracción Cultural y de la cooperativa de comunicación “El Hormiguero”.

 

 

 

 

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