El pasado viernes por la noche, arribó a Chivilcoy, Eduardo Díaz, el chivilcoyano peregrino que realizó el trayecto a pie desde nuestra ciudad a Salta, a la Virgen del Cerro, en una promesa y desafío que le llevó 45 días realizar y lo trajo de regreso con unos cuantos kilos menos de peso, pero con la fe intacta y el compromiso fervoroso a volver a Salta, “me enamoró por completo” dijo emocionado, “volví con una mochila llena de lindas experiencias y muchos amigos que el Camino me regaló”.-
Eduardo es auxiliar de educación en la Escuela de Palemón Huergo, pero también es conocido por su oficio de limpiavidrios en los comercios del centro de nuestra ciudad, y a partir de ahora conocido como el “caminante de la Fe”, el loco peregrino que el pasado 10 de agosto salió de Chivilcoy para emprender este viaje impulsado por su devoción a la Virgen y el deseo de cumplir una promesa.
“No tengo palabras para describir lo que siento” dijo a LNU al llegar escoltado por un montón de vecinos que lo esperaron en la rotonda de acceso a la ciudad a la Plaza 25 de Mayo, portando el estandarte de la Virgen, “feliz de haber logrado el objetivo” agrega mientras se abraza con sus hijas, familiares y vecinos que siguieron a través de nuestro facebook las historias que Eduardo iba compartiendo en esta odisea que emprendió.
“Salta me enamoró” dispara, “sueño con quedarme, con poder volver lo antes posible” dice emocionado, “no me llovió un sólo día” enumera respecto al viaje, “las piernas me respondieron una barbaridad, los pies sin ampollas, me acompañaron y me dejaron caminar las diez horas promedio por día que caminé”.
El “caminante de la Fe” agradece. Agradece a la gente “que se acercaba con agua, con mates, que me ofrecía hospedaje, que alentaba” y confiesa, “hice muchos amigos, buenas personas que me acompañaron, compañeros de ruta incluso, hasta me ofrecieron un terreno para quedarme”.
Feliz dice que “voy a descansar poco, ya me toca trabajar y luego a prepararme para la peregrinación a Luján” y asegura que volverá a Salta “lo antes posible”.
Vuelve a agradecer y los abraza, a quienes lo acompañaron en la Plaza Principal, muchos conocidos, muchos otros no, pero que se identificaron con su desafío, “a vos, a vos, a ella” apunta, “que me llamaban por teléfono, me mandaban whatssap para saber cómo venía”.