El año que finalizó fue muy complejo, con una gran afectación de amplios sectores de la
población que se expresa en cada uno de los índices analizados, pero que se ve
fundamentalmente en la simple observación de lo que sucede en nuestras realidades
cotidianas.
La caída del empleo, las cifras de la pobreza, la inflación desbocada, el
incremento de los precios de la economía real, son la resultante de una política que va a
contramano de las necesidades de la mayoría, que privilegia las ganancias de unos pocos y
que aplica las remanidas recetas de un Fondo Monetario Internacional que lejos está de
velar por algo distinto a los intereses de las clases dominantes.
Las políticas definidas por la alianza de gobierno no privilegian ni de cerca al sector
público. Consideradas como un gasto superfluo por quienes detentan el poder, las áreas
sociales vienen padeciendo un decremento de sus presupuestos en cada uno de sus
estamentos, siendo la Salud una muestra fehaciente de esas decisiones. Eso se ha
manifestado en los montos aprobados por los niveles legislativos de los ámbitos nacional y
provincial, llegando, en el caso de la provincia de Buenos Aires, a sancionar el porcentaje
más bajo de su historia, pese a la grave crisis en curso que CICOP viene denunciando desde
hace largo tiempo y que no encuentra respuestas positivas en sus responsables máximos.
En ese contexto, todo lo que viene ocurriendo en el sistema sanitario semana tras semana
no es más que la confirmación de una política que no tiene a la Salud Pública como una de
sus prioridades. La falta de personal, originada en magros salarios y pésimas condiciones
de trabajo, provoca episodios de violencia hacia los equipos de Salud que se han
reagudizado en los últimos días. Las deficiencias estructurales en lo edilicio se hacen
presentes casi a diario, poniendo en serio riesgo la salud de lxs trabajadorxs y de las
personas que concurren a los establecimientos buscando atención y respuestas adecuadas.
La demora en los turnos, la falta de cobertura en las guardias, las dificultades para
diagnosticar y tratar en forma ágil, son los padecimientos diarios.
Lo sucedido a partir del episodio de incendio en el Hospital Oñativia también debe
inscribirse en ese marco. La falta de previsión ante eventos de este tipo, la impericia de la
gestión de recursos ante la crítica situación, las dificultades en establecer normativas claras
para quienes trabajan y para quienes concurren a la institución, se ha hecho evidente. El
compromiso y la firme convicción del personal hospitalario evitaron que la situación se
transformara en tragedia.
CICOP ha solicitado una reunión urgente con el Ministro de
Salud Andrés Scarsi a los efectos de inquirir acerca de la certeza de los orígenes del
incendio, de las condiciones en que se está llevando a cabo la actual etapa y la definición de
plazos concretos para el restablecimiento de su funcionamiento normal.
Por otra parte, plantearemos que el Gobierno no ha realizado la convocatoria a la
continuidad de la paritaria 2018 comprometida en el mes de noviembre, lo que provoca que
tengamos pendientes de resolución el cierre salarial del año que recién concluyó, la
definición de la totalidad de los pases a la planta de lxs becarixs que aún restan y la
propuesta que resuelva la situación de cientos de trámites pendientes en designaciones,
concursos y demás.
En tal sentido, el CDP del viernes 11 de enero decidió enviar a las
seccionales una nota tipo elaborada por nuestra asesoría legal a fines de ser presentadas en
las oficinas de Personal como paso previo de las eventuales judicializaciones que
devendrán si sigue sin haber resoluciones.
Asimismo, además de insistir sobre el llamado paritario no realizado, debemos comenzar a
perfilar la discusión para 2019. El acuerdo alcanzado por la mayoría de los gremios
estatales de la Ley 10.430 vuelve a condicionar la discusión salarial para el año en curso, en
tanto el aumento de un 20 % en cuotas para todo el período asoma como muy pobre en
relación a una perspectiva inflacionaria que no baja del 30 % y que acumula un déficit del
año anterior. A ello, deberemos sumar el cúmulo de demandas que conforman nuestro
histórico pliego de reclamos, el que iremos actualizando a partir de las cuestiones que
vayan surgiendo de los debates en las seccionales.
Como vemos, tenemos un panorama complejo por delante. El año electoral genera algunas
condiciones, pero también brinda oportunidades que deberán ser aprovechadas
inteligentemente. Ante un Gobierno que comenzó su gestión anual con incrementos
sustanciales en tarifas y servicios, volverá a ser indispensable la confluencia de todos los
sectores que pugnan por confrontar esas políticas con unidad y movilización. Las
expresiones del jueves 10 y viernes 11, con marcha de antorchas y ruidazos, tendrán que
tener continuidad y la mayor homogeneidad posible en las convocatorias para lograr su
cometido. CICOP bregará incansablemente para que ello sea posible, en la convicción de
que nos pondrá en mejores condiciones para el tiempo que viene.