Hoy, 17 de febrero, se cumple un nuevo aniversario del secuestro y desaparición de Eduardo Velurtas ocurrido en 1978. “El Yeti” nació el 31 de marzo de 1953 en Chivilcoy. Sus papás eran Eduardo Velurtas y Mela Bernaola Solá.-
Veinticinco son las víctimas desaparecidas en Chivilcoy -visibilizadas a través del COLECTIVO POR LA MEMORIA CHIVILCOY – seleccionando breves retazos de sus historias y compartiéndolas, propiciando el recuerdo y el compromiso para con su derecho a la identidad y el repudio al terrorismo del Estado.-
El espacio desarrolla sus talleres en el Centro Cultural “Colgados de la Rama” de nuestra ciudad, siendo “Biografías” su último trabajo de investigación en el que la premisa fue la visibilización de las víctimas en Chivilcoy de la Dictadura Militar entre 1975/1980.
Velurtas estaba casado con Laura Cristina Mompo, oriunda de Buenos Aires, quien conoció a Eduardo en Chivilcoy allá por mediados de los años 70, cuando con una amiga de Suipacha solían venir a bailar a Babakos.
Militaba en Montoneros. Cuando se va a vivir a Buenos Aires, participa del brazo juvenil no armado de la Agrupación. Estudiaba Arquitectura y trabajaba como operario en ENTEL. Su sobrino, Javier Pierdoménico, cree que él enviaba permanentemente información política a Uruguay, Brasil y Paraguay.
Eduardo es capturado y detenido por personal de la SIDE cuando salía del trabajo. Algunas fuentes afirman que el secuestro se produce en el departamento de la calle San Martín 320, 2º piso de Capital Federal a las 16 Hs. María Elena, hermana de Eduardo, relata: “En el momento en que es levantado de Entel, mi hermano dejó colgada una camisa en el perchero, porque se había puesto el delantal de la empresa para trabajar”. Figura “Dado de Baja” en la empresa el 28 de febrero, fecha desde la cual se lo considera desaparecido.
Javier, su sobrino, concluye que Eduardo Velurtas desaparece con los vuelos de la muerte apoyando esta conjetura en referencias que le hiciera su tía.
“Buscarte sobre el campo enamorado.
Buscarte en el silencio del cielo indiferente.
Buscarte cuando tu sonrisa
me encuentra en el espejo borrado de los días.
Buscarte mientras crecen las ácidas mentiras
en árboles cargados de rapiña.
Buscarte entre los pliegues de sábanas intactas,
de almohadas destempladas con tu ausencia…”
Liliana Felipe