“El olor a sangre humana no se me quita de los ojos” ensayo fotográfico del chivilcoyano Daniel Muchiut, muestra vigente en el Centro Cultural “Encuentro por las Artes” -Pueyrredón 78 Chivilcoy.-
Realizado en diciembre de 2001, momento en el que miles de argentinos se lanzaron a las calles en el denominado “estallido del 2001”, en el que más de treinta personas murieron y a lo largo de pocos días, el país vivió cinco sucesiones presidenciales.
“En 1982, Franck Maubert comienza a entrevistar a Francis Bacon. De esas conversaciones saldrá a la luz el libro: El olor a sangre humana no se me quita de los ojos. Conversaciones con Francis Bacon. Frase que Bacon citaba de la Orestíada. Las Euménides de Esquilo y que le repitió en varias ocasiones a su interlocutor para referirse al motor creativo de sus obras” Micaela Cartier curadora de la muestra.
Diecisiete años después de esos días trágicos, Muchiut destapa nuevamente ese olor latente a dolor que sangra, a sangre popular que impregna un rojo ya visto. Ya vivido. Ya dolido. Y sin embargo…
María impávida, María sin matices, como el rojo que predomina toda la serie. Brillante. Contrastando con el color carne de las manos del matador y los azulejos fríos del matadero.
La secuencia fotográfica tiene como protagonistas a una mujer, María, un Matador anónimo (un hombre, muchos hombres) y los cerdos o lo que va quedando de ellos, entre elementos de la faena y reductos del matadero en el que transcurre todo.
A diferencia de otros ensayos del fotógrafo, en quién el hilo conductor es el compromiso social y una peculiar empatía que se desprende profunda ante la injusticia y la desolación, Muchiut no acompaña cuan testigo silencioso a los personajes, ni escudriña con su lente un universo desconocido, sino que interpela en primera persona con borbotones de rojo lo que le pasa. Lo que pasa. Lo que nos pasa.
Los ojos inertes de María, que no mira mirando. Su cuerpo laxo. Imperfecto. Real.
Las manos llenas de sangre del Matador. Cerdos. Ollas rebosantes de trozos de carne. Rojo.
Cuan Manifiesto en contra del Capitalismo. Cómo el grito de las mujeres que ya no tienen voz, sólo sangre. Miles de cuerpos que yacen en silencio. Porque el grito no se oye. Porque el Matador atesta el golpe certero. Ese en el que la víctima no se sabe víctima y sus músculos no se crispan, pero su sangre brilla. Roja.
Imperdible recorrer en respetuoso silencio, el espacio de Encuentro por las Artes y ser espectador.
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